En este mundo material, el concepto de autopreservación es la primera ley de la naturaleza. Según esta concepción, uno debe interesarse por la propia seguridad y luego pensar en la sociedad, la amistad, el amor, la nación, la comunidad, etc., todo lo cual se ha desarrollado debido a una comprensión meramente material de la vida y a la falta de conocimiento sobre la identidad espiritual. Esto se denomina ajñana o ignorancia.

Mientras que la sociedad humana esté en oscuridad e ignorancia, la gente seguirá haciendo acomodos importantes en la concepción material de la vida. Prahlada Maharaja describió esto como ‘bharam‘. Desde una concepción materialista, la civilización moderna se esmera en construir carreteras, casas, molinos y fábricas. Esta es la manera en la que el hombre percibe el progreso de la civilización. Sin embargo, la gente no es consciente de que en cualquier momento ellos mismos pueden ser expulsados del lugar y ser obligados a aceptar cuerpos que no tienen nada que ver con estas enormes casas, palacios, carreteras y coches. Por lo tanto, cuando Arjuna contempló solamente las relaciones físicas con sus parientes, inmediatamente Krishna lo reprendió, diciendo, ‘kutas tva kasmalam idam visame samupasthitam anarya-justam’: «Esta concepción material de la vida le conviene a los anarya, los no-arios, que no tienen conocimientos avanzados».
La civilización aria es una civilización avanzada en el conocimiento espiritual. No te conviertes en un ario solo por llamarte así. Estar en la más profunda ignorancia en términos de conocimiento espiritual y al mismo tiempo afirmar ser ario es una posición no-aria.

Mientras estemos en esta forma de vida humana, es nuestro deber conocer el alma que habita este cuerpo. El cuerpo no es el yo. Somos diferentes del cuerpo, y por tanto todas las consideraciones de amigos y enemigos, y responsabilidades en cuanto a la concepción material de la vida son secundarios. Uno no debería estar demasiado preocupado por el cambio del cuerpo de la infancia a la juventud, de la juventud a la vejez, y luego a la aparente destrucción. Más bien, uno debería preocuparse seriamente por el alma en el cuerpo y por cómo liberar el alma de las condiciones materiales. Un ser vivo en un cuerpo nunca es destruido; por lo tanto, uno debe saber con certeza que, ya sea que tenga muchos amigos o muchos enemigos, sus amigos no pueden ayudarlo y sus enemigos no pueden hacerle daño. Uno debe saber que es un alma espiritual (‘aham brahmasmi‘) y que los cambios en el cuerpo no afectan la posición constitucional del alma.

En cualquier circunstancia, uno, como alma espiritual, debe ser un sirviente de la Suprema Personalidad de Dios, Sri Vishnu, y no debe entablar solamente relaciones materiales, ni con amigos ni con enemigos. Debemos ser conscientes que ni nosotros ni nuestros enemigos en la concepción material de la vida, seremos jamás destruidos.

AC Bhaktivedanta Svami Prabhupada